Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

sábado, 14 de febrero de 2009

George Romero y el tabaco.


El maestro tiene clase hasta fumándose un Celtas.

George Romero es un señor que me cae muy bien, me cae tan bien que el día que se muera yo me voy a llevar un disgusto (parecido al que me llevé con la muerte de Fernando Fernán Gómez, Vampira, el Pirri o Will Eisner entre otros), sobretodo si no resucita y se lia a mordiscos con el personal sanitario. Es muy difícil para cualquier hombre estar a la altura de su propia leyenda.

Romero además es un gran fumador, no les voy a decir que durante el rodaje de sus películas se alimenta con café y cigarrillos porque la mitomanía no ha sido nunca lo mío y tiende a producirme urticaria en mis partes más intimas, pero les diré que fuma mucho.

En "Dawn of the dead" hay un personaje que siempre me gustado especialmente:
En una de esas escenas cortadas que luego incluyen todas las reediciones, un hombre tan nervioso como ridículo, mascando un chicle furiosamente, busca un cigarrillo angustiado; pide uno a los protagonistas, sin resultado alguno, y se monta sin su necesitada dosis de nicotina, en una precaria lancha camino a ninguna parte en medio de la noche.



Es por ello que he decidido entretenerme, y entretenerles, con un pequeño repaso al tabaco en la obra zombi de Romero. Quizá aclaremos algo, descubramos algo nuevo, quizá no, pero que nos quiten lo bailado. Enciendan sus cilindros y prepárense que nos vamos:



Night of the living dead. (1968). El tabaco calma los nervios y afina la puntería.




En aquellos tiempos los doctores fumaban Camel

En 1968 fumaban hasta los neumólogos. Fumaban los niños, fumaban las niñas, fumaban los indios, fumaban los vaqueros, fumaban los rusos, los moros, los cristianos y fumaban los astronautas: La humanidad vista desde el espacio era masa de bocas exhalando e inhalando continuamente humo cargado de delicioso alquitrán y cálida nicotina, de ahí el color azulón del planeta.

En aquella época el que no fumaba tabaco era un nenaza o lo que era aún peor, fumaba la terrorífica droga de la marihuana; posiblemente más que por vicio y corrupción lo hiciera para quitarse de encima el miedo a la bomba nuclear y entrar un poco en calor en medio de la guerra fría.

El fumar era algo tan natural para el ciudadano medio como el cortarse las uñas de los pies o denunciar al vecino por comunista y el cigarrillo era por aquel entonces un símbolo tan americano como la familia Manson o los linchamientos racistas del Ku klux klan.

"Night" refleja eso perfectamente: todos fuman. A pesar de que "Night" es una "película de rapiña": los personajes tienen lo que llevan en los bolsillos y lo que pueden encontrar en la casa dónde se refugian, el entorno es hostil por desconocido y el estanco más cercano está a varios kilometros en medio de la nada, todos llevan encima sus imprescindibles cigarrillos como quien lleva una camisa o las llaves de su casa.

Aquí vemos cómo Ben registra la casa de arriba a abajo fumando nervioso, el primer de muchos cigarrillos.



A pesar de todo ningún cigarrillo es disfrutado, siempre acaba tirado, desperdiciado, fumado a medias; la situación es lo suficientemente grave como para que el cigarrillo nervioso sea tan necesario como superfluo, y ante la vista de un fusil recién encontrado o una barricada que se rompe termina siempre rodando por en el suelo. Es un fumar realista, si me permiten el gafapastismo.


Tampoco podemos olvidar al despreciable Cooper, fumador compulsivo. Véanlo registrando el bolso de su sufrida mujer en busca de un cigarrillo (a la niña no se le ve fumando porque está desmayada pero también fuma después de las comidas por orden del médico).


"¿Baby esto de plástico que parece un pepino qué es?, ¡uy si vibra!"

Vean, pero vean bien que regodeo, que chulería después de la primera calada...


"Maricón, vas a morir, negro de mierda, idealistas, fornicadores, heréticos"

Que chulería y que gestos de desprecio por los suyos y los ajenos, ¡este Cooper es un misántropo!...


"¡cabrones, rojos, hippies, indecentes, el sotano, el sotano es el unico sitio seguro, mamones!"

El cigarrillo en "Night" es un cigarrillo autentico, continuo, integrado en la trama y en los personajes, es fruto del nerviosismo y de la tensión insoportable y a la vez mantiene escénicamente esa tensión constante.



Y se fuma, vaya si se fuma...



Se fuma uno tras otro, con una intensidad extrema...



¡La familia al completo fuma!


¡Dice esta catatonica de mierda que fumemos fuera porque la molesta el humo!, ¡Ja,ja,ja!.

Pero en el mundo de "night" no sólo nuestro acorralado grupo de urbanitas ruralizados a su pesar fuman como carreteros, no señor.

Sin ir más lejos el sheriff Mc Clelland, hombre de acción a la par que hombre precavido, gracias a su oficio y a su experiencia, sabe cómo son estas fiestas y siempre recuerda a sus ayudantes:
"Se sabe cuándo empiezan pero no se sabe cuándo ni cómo terminan, y yo me la llevé al rio pensando que era mozuela, pero tenía marido."

El caso es que Mc Clelland, todo un señor, lleva su provisión de purazos bien segura y libre de todo peligro en la cinta de su resultón sombrero: ¡Comodidad, clase, belleza y utilidad en una sóla prenda!.



Otro tanto a favor de la partida de caza al zombi rural: Todos bien pertrechados de fumables y de balas.



y al que le faltan las balas y las armas que no le faltan los cigarrillos, ni el sombrero de vaquero. ¡Nunca jamás!.



Porque una de las enseñanzas más importantes de esta película es que no sólo el fuego es util contra los caníbales asesinos de ahí fuera: ¡El humo del tabaco es la mejor arma contra las masas de muertos vivientes!.


"¡Cof, cof,cof,cof! sufrid humo de Ducados caníbales de mierda!"

Si hay algo que deberían memorizar y escribir 100 veces es que sólo los que aún tienen cigarrillos al final de la película sobreviven; y que para evitar confusiones tontas y disparos a la cabeza después de pasar una noche toledana lo mejor tener algo fumable en la boca preferiblemente en combustión: ¡Los zombis no fuman! (de momento...)


¿Tienes fuego marinero?



Dawn of the dead. (1978). Cigarrillo compulsivo, stress, ceniceros llenos y egoísmo.




"Aqui George, aquí unos títulos de crédito, mucho gusto"

La resaca del flower power ha sido terrorífica, Vietnam ha sido una carnicería, la sociedad de la información empieza a galopar a plena potencia y ya hay una televisión a color en cada hogar del mundo y la sombra del video empieza a cernirse sobre los hogares...
La Crisis del petróleo ha dejado al mundo tiritando, hay una recesión brutal (la misma que aún arrastramos), Oriente Medio está que arde y el estado mental del ciudadano se balancea entre el pánico, el stress y la paranoia: El futuro es negro, fumar no es lo peor que nos puede pasar.

"Dawn" es un canto a la nicotina, el tabaco desborda está película, incluso la grave problemática de la adicción en el apocalipsis zombi es tratada por primera vez de una manera magistral.


Empecemos por el princio:
Aquí vemos a Roger, tan tranquilo, hombre rubito él, rubito pero duro, fumándose un cigarrillo antes de entrar a sangre y fuego en un edificio.



Media docena de muertos más tarde Roger continúa dando rienda suelta a su afición favorita, esta vez con su nuevo amigo Peter. Dicen las malas lenguas que Roger tiene un pozo de petroleo en Tejas reservado para él, sólo para cargar su mechero-lanzallamas.



Muchos críticos de cine y muchos informáticos mitómanos han creído ver en este inocente cigarrillo compartido entre camaradas, una clara metáfora del intercambio sexual homosexual. Yo como gracias a dios ni soy crítico de cine, ni informático mitómano, sólo veo el primer símbolo de la futura cohesión del grupo frente a las dificultades que se encontraran para sobrevivir.


Aqui mariconadas las justitas Rogelio...

Sea lo que sea levantan tal humareda entre los dos que casi ahogan a un pobre curilla tullido que estaba escondido en el sótano y que sale espantado meneando la pata de palo con una gracia y un salero digno de los mejores piratas caribeños. (Atentos a la humareda que han montado, apenas se ve la escena).


"¡Cof!, ¡cof!, ¡cof!, por favor señores, ¡cof!, abran la ventana un poquito, ¡cof!, ¡cof!"

Ya sabrán a estas alturas que Roger y Peter, junto con Francine y Stephen, planean escapar de la ciudad enloquecida y de sus trabajos tan sacrificados como ingratos en helicóptero.
Stephen, que además de ser un reconocido galán de verbena y gran bailarín de break dance de pueblo, trabaja como piloto del helicóptero de tráfico de la misma cadena donde trabaja su novia Francine, es el encargado del robo de uso.

Stephen y Francine esa misma noche aterrizan en el punto acordado para el encuentro, pero un grupo de individuos disfrazados de policías con el mismo plan de escape (aunque por vía naval), les salen al encuentro con malas maneras gritando "¿!susto o muerte!?", "¿¡susto o muerte¡?". Muy mal rollo.



Entre ellos nuestro querido amigo el fumador sin cigarrillos...


¡Aqui tampoco hay cigarrillos coño!

Por suerte Roger y Peter llegan en su coche patrulla, se aclara la cosa y cada mochuelo a su olivo, o mejor dicho, cada superviviente post-apocalíptico a su refugio anti-zombi. En esos momentos nuestro fumador sin cigarrillos, se acerca al helicóptero a punto de despegar, visiblemente agitado y pregunta con la mayor educación y simpatía del mundo:




-¿Perdonen Vds. la molestia, ¿No tendrán por casualidad un cigarrillo por favor, si no es mucho pedir claro está?
-"Pues no, no tenemos majo, nosotros no fumamos, somos todos asmáticos... ¡cof!, ¡cof!,¡que tos!"



-Vaya, ¡que chasco!, repámpanos....



-¿Y ahora qué hago yo sin ni siquiera una colilla que llevarme a la boca?!.



-¿Merece la pena sobrevivir al apocalipsis sin poder fumar?.

Mientras aún se oye en la lejanía "¿cigarrillos?, ¿tenéis cigarrillos?, ¿quien tiene cigarrillos?", y su amigo de la escopeta esconde el puro que llevaba antes, la lancha, casi nave de los locos, zarpa en busca de una isla improbable pero seguramente sin estanco. ¡Esto es tristeza de muchos octanos!.



Poco tiempo tendrá que pasar hasta que veamos las verdaderas caras, caras duras, durísimas de semejante grupito aerotransportado.



Roger se enciende un cigarrillo...



Francine hace lo mismo...



y Peter... bueno, Peter se acaba de fumar un puro y está saciado pero se cachondea sin ninguna vergüenza de la situación...


¿Estamos ante el primer indicio de ese egoísmo, de ese materialismo insolidario, de esa individualidad que será su perdición?. ¡Yo qué sé!. Lo que está claro es que podrían haber dado un cigarrillo al pobre chico porque quizá fuera el último que se fumase. ¡Un poco de humanidad y caridad cristiana por favor!.

Porque quien no quiere dar un vulgar cigarrillo a un pobre hombre con claras señales de retraso mental no puede llamarse "persona humana" ni merece sobrevivir y sólo lo esencial es visible al corazón. ¡He dicho!.

¡Seguro que este militar no dudaba a la hora de darle un par de sus cigarrillos antes de meterle dos balazos por saqueador!.



El grupo llega al palacio de sus fantasías: todo un centro comercial enterito para ellos.
Peter se pasa una buena temporada haciendo chistes malos sobre la anécdota del puerto mientras se fuma un puro tras otros y se rasca los cojones. Todos ríen a mandíbula batiente despreocupados.


Y cuando le digo que somos todos asmáticos... ¡ja,ja,ja,ja!

Un zombi Hare Krisna descubre gracias al olor a tabacazo que inunda todo el local, el escondite de este grupito de snobs y casi reciben su merecido: ya tenemos la primera metáfora de su calamidad futura, el símbolo del desarraigo y desprecio por las posesiones materiales, el humilde acólito Hare Krisna, devora a los insolidarios egoístas cegados por las posesiones materiales. Hubiera sido bonito, pero no pudo ser porque la película iba por la mitad.



Así que rodeados de lujo, fumando como corachas e ignorantes de que su consumismo brutal no puede ser nunca una forma de vida, que es una locura más en un mundo enloquecido, Peter y Stephen se entregan por completo al mundo del farias a media tarde y el cola-cao calentito para merendar: Están perdidos por completo.



Roger, terriblemente arrepentido y viendo hacia dónde les va a conducir el vicio y el desenfreno en el que viven, intenta dejar de fumar, enfermando en el proceso y sufriendo pesadillas recurrentes sobre aquel fumador del puerto al que negó un cigarrillo hasta que muere llamando a gritos a su madre e invocando a Satán.


"Toma, toma un cartón, toma dos pero no me atormentes mas!"

Serán las leyes del karma, ya anunciadas con esa figura mística de nuestro zombi Hare Krisna, pero la perdición a través de sus posesiones, por no saber despojarse de ellas a tiempo tiene ahora un nuevo rostro: Un motorista barbudo con un purazo en la boca que parece el hermano pequeño de Charles Manson.



Se lía parda. El centro comercial es saqueado, hay muertos por doquier, muertos vivientes por docenas y el que una vez fue el paraiso del grupo ahora se revela como lo que siempre ha sido: su trampa y su jaula de oro.

Peter, el último superviviente, se suicida arrepentido por no haber dado un cigarrillo a ese pobre hombre mientras recita un monologo estremecedor:

-Estés donde estés perdóname, he estado ciego. Yo no puedo perdonarme, estoy perdido, siempre lo he estado marinero. Nosotros somos los muertos vivientes, los que no amamos a nuestro prójimo, los que pirateamos canciones y los que hemos perdido en el camino la sabiduría de que lo esencial son las "personas humanas"!...(PUM)


En la radio suena una bella canción de Ramoncín.



Day of the dead. (1985): Colillas rechupadas de militares muy machos.




"Estancos vacios, crisis mundial, el ciervo en el bosque"

Se acabó la bonanza y la permisividad del tabaco, la caza de brujas y los enormes procesos judiciales contra las empresas tabaqueras tienen a la industria en un sin vivir. Resulta que los fumadores no sólo son estúpidos, sino que además son perversos, malvados, retorcidos y homicidas en potencia.

Los 80 fue la década que más chorras dio a la historia desde los mal llamados Felices Años 20.
Tantos chorras que los 90, la futura sociedad de la información, aún con sus rebaños de informáticos paletos, no logra llegar a su nivel de banalidad, marketing rampante y apología del plástico al que se llegó por aquel entonces: El ocio es la palabra clave. No sólo hay que pasárselo bien, hay que parecerlo y esa apariencia debe además cuidarse hasta el esperpento.

Body building, anabolizantes, vitaminas, cirugía estética y nuevas sectas apocalíptico-sexuales entretienen al pobre diablo que se traga la patraña y se aburre con su vida.

La discoteca, cargada de cocaína colombiana, y de las primeras drogas de diseño, es el más claro exponente de una nueva sociedad de consumo orientada a un ocio que nunca debe dormir porque la fiesta nunca debe terminar.


En un primer script de "Day of the dead" (descárguenselo de aquí porque merece la pena), Romero plantea muchos de los puntos que les he citado antes, además de imaginar una película completamente diferente y bastante más interesante (al menos en el papel) que la que terminó por rodarse por problemas de dinero, recortes de guión, discusiones en despachos y querer tapar rotos con descosidos. Un desastre. Romero, el pobre, acabó bastante harto de tanto ejecutivo agresivo, ese "yuppi" de los 80 que es el abuelo moral de los informáticos de hoy en día.

Quizá por eso "Day" queda un poco descolgada de su época, cosa que no es algo negativo en absoluto pero que a la luz del resto de las películas de Romero si que es significativo . Esos militares chusqueros, casi salvajes, encerrados en un bunker que se cae a pedazos con un equipo de científicos y técnicos a los que no soportan, hereda tantos, tantísimos de los clichés de la Guerra Fría, que sufrió una feroz crítica, en muchos casos injusta, cuando se proyectó en la pantalla grande.

Pero si hay un elemento propio de los 80 es la estigmatización de los personajes fumadores; el fumador no puede ya ser un personaje positivo, debe ser el "enemigo", el desagradable, el tirano, su conducta debe solaparse con sus vicios para que éstos sean menos atractivos aún: El humo va a empezar a ser el humo de Cooper y no el humo de Ben.


"Day" es una película chusquera, de colillas, de onanismo cuartelario, de miseria y de penuria. La violencia, el asco y el odio es constante; el grupo de civiles y militares refugiados en un bunker con una misión de investigación tan absurda como obsoleta viven rodeados de mugre, de cadaveres y de mala leche... añadiendo además la tensión sexual y el acoso constante que sufre la protagonista, la única mujer de todo el grupo.


"Esto de la evolución no lo veo muy claro, ¿que vengo de un simio?. ¡Ja!, ¡tu puta madre!"

En esos ambientes tan nocivos, un personaje como el capitán Trueno Rhodes prospera por necesidad: Brutal, tirano y logicamente fumador, Rhodes es un creacionista convencido y un evangelista militante motivos por los cuales no soporta a esos "científicos de mierda" y sólo tiene en la cabeza marcharse de ese bunker tan húmedo a ser posible con la científica en sus rodillas.


El segundo del mando, el sargento Steele, otro que tal baila, siempre con su puro rechupeteado es otra amenaza constante.


¿Pero habéis traído tabaco o no, ¡coño!?

Gritón, maleducado, racista, machista, gordo: la imagen del fumador medio de los años 80.



En este ambiente tan viril el Sargento Steel no deja la colilla rechupada ni para dar de bofetadas al pacifista rojazo de turno. ¡Viva la legión!.


¡Pumba!, ¡Pumba!, ¡Crack!, ¡Poooom!. Yes I can!.

El bunker es claustrofóbico y sus barracones están cargados con más testosterona y más tensión sexual que la que Beatriz preciado lleva en el bolso de los domingos; por unos papelillos de fumar desaparecidos acaban a tortas y patadas, arrollando al que se ponga en medio, sea hombre, sea mujer o sea cadáver...



¡Vean qué violencia gestual, que agresividad mímica!


"Que te la metoooo, que te la metooooo"

Está claro que la cosa va a explotar tarde o temprano con consecuencias imprevisibles y terribles. Efectivamente lo hace: Los fumadores mueren todos devorados vivos y los no fumadores logran escaparse en helicóptero a una isla en la que hartarse de comer gaviota. ¡Qué tristeza!, ¡Qué dramón!

Curiosamente hay dos militares mucho menos violentos y muchos más "normales" que el resto y que son los primeros en caer, además de los únicos fumadores de marihuana del grupo. Este si es un claro concepto de los años 80: El tabaco como símbolo de los peores vicios permitidos del sistema y la marihuana como alternativa de consumo y conducta.


Plantitas, plantitas...


EXCLUSIVA AMANCEBADA:

En esta película Romero da un paso de gigante a la hora de personalizar la masa de sus criaturas; contemplamos todo un festival de uniformes y disfraces tan colorido como variado: El zombi payaso, el graduado de toga y birrete, la bailarina, el minero...

Lo que muchos de Vds. se habrán perdido por despistados, es que también el primer zombi fumador de la historia hace su aparición, si no se lo creen vean qué purazo lleva en la boca nuestro zombi tan gordito como saleroso, seguido del pobre "amo de casa" fenecido mientras fregaba los platos:



Aún tendrían que pasar muchos años hasta llegar a las caladas del imprescindible Fido.



O las andanzas de "Stubbs", el zombie, en un juego tan irregular como simpático pero con una banda sonora de lujo.






Land of the dead.(2005): El tabaco es status y control social.


El arribista lameculos contra el idealista solitario: Fumador Vs. No fumador.

20 años son muchos años por mucho que diga Gardel y hoy las ciencias adelantan que son una barbaridad, es una brutalidad, es una bestialidad que cantaba el bueno de Hilarión.

Globalización, desmoronamiento de la U.R.R.S, guerra preventiva, terrorismo islamico, neo-conservadores, Sida... son conceptos de realidades que en el año 1985 eran, si no impensables, bastante remotas. Otra cosa no, pero Romero tenía "material atrasado" con el que poner al día a sus criaturas mirase por donde mirase.

Nada más acertado por parte de Romero, que reflejar nuestra época como una sociedad de castas militarizada, regulada por crueles hombres de negocios, donde la violencia está a la orden del día y es tanto ocio como "orden", y el vicio es herramienta de control social. ¿Igualdad, libertad, fraternidad?, ¡ja, ja, ja!.

Sin embargo, aún en un terreno tan poco fertil para la bondad, es en "Land" donde nos encontramos al personaje más atípico, irreal y más cercano a algo parecido a la figura del héroe, de toda la obra de Romero: Riley Dembo, un idealista.

Riley no es un revolucionario, sabe que la humanidad ha fracasado y que haga lo que haga las injusticias continuaran, la única opción razonable que tiene es intentar que le utilicen los menos posible y no seguir el juego de corruptos y tiranos.

Riley que mantiene a flote su humanidad en la tiránica y brutal sociedad en la que está inmerso con una dignidad admirable, no bebe, no fuma y no anda con mujeres; y sólo tiene en mente un objetivo: irse a vivir desnudo en la pureza y tranquilidad de los bosques del Canadá. Si, ha perdido muchos puntos.

Nada mejor que un personaje tan irreprochable (como poco simpático) para poder resaltar aún más la degeneración y el vicio del ultimo reducto gobernado con mano con puro por un neocon del Opus Dei y amigo personal de Ansar: El señor Kaufman.


¡Todo esto es mio. Todo, todo, todo!

Kaufman hombre de mundo y gustos refinados no se priva de nada; los lujos, sus purazos y sus copazos no se los quita nadie.




Kaufman no es el único elemento de la ecuación narrativa, otro contrapunto es Cholo.
Cholo que sueña con pertenecer a la élite, con tener su propio sitio en la torre de los elegidos es el lameculos de Kaufman: Si kaufman es malvado, Cholo es el imbécil moral. si kaufman es el que ordena, Cholo es el que ejecuta.

Un detalle que no quiero dejar pasar es este: Beber Henkell Trockel que es un cava bastante malo y se puede comprar la botella por 4€ en media Europa es el equivalente a beber sangría "Torero" para regar celebraciones especiales: un puro despropósito.

¿Será un apunte más de la incapacidad de Cholo?, ¿Es esa falta de clase, ese vino barato servido en vaso otro detalle más que delata que Cholo está fuera de lugar?. Si, y es que Cholo no es la cabeza más brillante de su barrio.


"Cosa fina te he traido, pero fina, fina, ¡vinillo de ese con burbujas!"

Esta sociedad está corrompida hasta la médula por el vicio: drogas, juegos, alcohol corren libres para el que pueda pagarlos y son herramienta de control social para evitar que los desheredados se alcen contra Kaufman y hagan una degollina cantando la Marsellesa.

Pero fumar se fuma, se fuma en la calle, se fuma en la oficina, se fuma en el bar, fuman las putillas en la cárcel...



y hasta esa casta sagrada de saqueadores que se encargan de traer vicios y suministros a la ciudad se meten sus buenos purazos después de sus escapadas para celebrar que siguen vivos y que no se los ha merendado ningún zombi revolucionario.



El tabaco, sustancia inocente en esta ciudad, es un indicativo de riqueza y poder.
Además de los "Suministros esenciales" que estas partidas de mercenarios consiguen asaltando pacíficos pueblos de provincia, muchos arriesgan el pellejo, aún más, por hacerse por su cuenta y riesgo con otros suministros con los que ganarse favores y un dinero extra. La crisis pega duro. Atentos a la escena:

Cholo observa una caja de Farias sin abrir, vuelca con violencia el expositor de puros y saliendo le dice al novato con desprecio: "recoge el resto". Es un chulo, lo sé.



¡Un farias postapocaliptico enterito!, piensa el pobre novato mientras se inclina para recogerlo.



¡Ñaca!,¡Toma por fumador!. Esta imagen ha hecho más ex-fumadores que mil campañas anti-tabaco.



En el submundo del vicio de "Land" vemos que todo está permitido y las drogas se venden a la luz del día sin demasiados complejos, en semejante atmosfera canalla, fumar tabaco como comprenderán es lo menos malo que se puede hacer.


"Coca, marijuana, piruletas, pastillas, pipas, imperdibles"

De hecho por volver al consumo de la terrorífica marihuana que sobrevuela la obra de Romero de vez en cuando, vean como el personaje "Mouse" le da a la droga intentando evadirse de una realidad que pronto se lo va a comer vivo. Literalmente.



Por otro lado "Manolete, como el torero" no fuma pero su salud mental es un drama.



y otros se comen las uñas, los padrastros y los nudillos de puro miedo.






Diary of the dead. (2007): El cigarrillo del intelectual.


Nada adorna mejor un bello rostro que un cigarrillo y una tos seca.

Un grupo de estudiantes de 30 años, con sus arruguitas como los de Beverly hill 90210, rodando una película insufrible se ven sorprendidos por el mismo fenómeno que en "Night", salvando las distancias, las circunstancias y la época.

La máxima crítica de la película, a saber: medios de comunicación de masas/propaganda oficial VS voz del ciudadano/nuevas tecnologías hace aguas por los cuatro costados, no presenta ni desarrolla las ideas bien, ni plantea conjeturas sustanciosas; y por si fuera poco el leitmotiv, ese "seguir grabando a toda costa" se resuelve de una manera ridícula y absurda. Ese día Romero debía estar intentando dejar de fumar porque no me explico tanto desaguisado.

Una película que siendo cortometraje y firmado por otra persona podría haberse llamado obra maestra viniendo de Romero decepciono a muchos y a mi me dejo bastante frio.

¿Tendrá algo que ver el tabaco con semejante resbalón?.

"Diary" es quizá la película más puritana de Romero; salvando al profesor desencantado, que es un "alcohólico sociable" y un "cínico cómodo", nada especialmente nuevo ni demasiado atractivo, los personajes son blandos, blancos y absolutamente intercambiables. No hay sexo, no hay drogas, no hay Rock & Roll, y hay tan poca malicia como poca humanidad. Mucho pastel.

El personaje de Debra Moinigan, la sufrida novia del cretino que es el co-protagonista ("la cámara") y principal protagonista y narradora de la historia es la fumadora, la única de toda la película.

No hay cigarrillos nerviosos, no hay ese ansia que los fumadores tenemos ante una situación de stress, no hay compulsión: El fumar es una actividad de reflexión, el cigarrillo es el marcador de la pausa, del respiro, el acompañante de la reflexión en la calma. La voz en Off es prácticamente el humo azulado en el que que Debra piensa sobre el por qué de las cosas.

El tabaco es un vicio solitario y tan perjudicial para la salud como el pensamiento. El tabaco se ha convertido en un irreal cinematográfico que representa lo inmaterial.


"Solita me quedé fumando en la oscuridad"

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