Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

lunes, 30 de marzo de 2009

Tabaco, tabaco, tabaco y tres tablas de gimnasia fascista.


¡Ay pero como te quiero "masticajudios"!!!


Leo con disgusto y con sorpresa que el 69% de los españoles (ya saben, esos que algunos piensan que son seres bajitos, morenos, vestidos de toreros o legionarios y que se comen a los niños crudos si pierde su equipo de futbol) no se molestaría mucho si se prohibiera absolutamente la fumancia en los restaurantes y comedores sociales a los que vamos a ir a comer todos dentro de poco. Un 60% tampoco protestaría demasiado si se prohibiera en bares, tascas, bodegas y discoteques. (Fuente aquí- El País)

Entiendo perfectamente que a muchos les moleste tanto alquitrán y tanta nicotina, de la misma manera que entiendo que para algunos el humo del cigarrillo llegue a ser tan sumamente desagradable que quieran ver a los fumadores encerrados en las celdas turcas más oscuras; en este mundo hay manías para todos los gustos por eso los libros escritos sobre gustos se cuentan a millones.

No voy a entrar a hablar sobre las maneras porcinas en la mesa, en la calle y en la cama, los simpáticos excrementos de sus queridísimas mascotas, el alegre salvajismo de los cretinos de sus hijos no ya maleducados sino completamente asilvestrados y rampantes, el revitalizante "perreo" que vomitan a todo caudal sus radios y equipos de música día y noche o esa fealdad tan intensa y tan insultante que intentan tapar con capas de cremas, prótesis multiples y cosméticos de placenta además de disfrazándose con ropas costosísimas cuando lo que deberían hacer es intentar disimularla leyendo libros con más enjundia. Esas cosas me entristecen los días y las noches sobremanera, porque si aún no se han dado cuenta les repito que tengo el corazón sensible y alma de poeta de entrevías.

Pero lo que me toca especialmente los briones, y por seguir hablando exclusivamente del humo (cof, cof), es que muchos de los que más aspavientos, griterío y escándalos producen con respecto a la fumancia son los que "tienen que comprarse" absolutamente un coche porque lo necesitan terriblemente: Ya saben, para perder la virginidad a los 30 años, para llegar 15 minutos antes que con el trasporte público al trabajo o incluso para compensar sus complejos genitales con un devorador de pozos petrolíferos de ochocientos caballos y cuarenta asnos. Los hay hasta de naturaleza irreductiblemente dominguera que se van a destrozar pradillos y quemar bosques los fines de semana con todo el clan.

Cretino me parece el que se fuma un verguero en una habitación sin ventanas sin ni siquiera preguntar si el humo molesta a sus acompañantes (generalmente huerfanitos desnutridos que sobreviven vendiendo cajitas de cerillas), pero no tengo palabras que no rimen con "mijo", "ruta" o "jabón" para empezar a describir a estos ofendidos del caliqueño, los de la constante pantomima de toses fingidas y ramitos de violetas, cuando me están metiendo el tubo de escape constantemente y hasta en la sopa boba. El olor a gasolina quemada por la mañana es pura delicadeza, al contrario que un Ducados que es pura perversión.


Por cada persona que deja de fumar una pobre cerillera muere en las calles.

¿No les parece vergonzoso que nuestras ciudades apesten a rayos quemados y, lo que es peor, que estemos tan acostumbrados que ni nos demos cuenta?. A mi si, para que vean que demagogia barata la sabemos hacer todos. Será que el zumo persa es absolutamente inocuo y que los cogollitos de Virginia son diabólicos homicidas.

¿Qué va a ser del tabaco?, ¿Desaparecerá algún día?. Creo yo que es bastante difícil que una droga de gratificación tan inmediata, de tan bajo precio y de propiedades adictivas tan poderosas, por no empezar a hablar del cálido placer que procura, desaparezca algún día. Por si no se han dado cuenta llevamos 6 Siglos bebiendo café por las mañanas y no Coca-cola.
Que se restrinja su uso, se tase abusivamente su venta y se estigmatice su uso, aún más, es una realidad que no hace falta ser profeta para poder ver. En las películas bélicas los soldados recibirán de la Cruz roja bolsas de pipas Facundo en lugar de cajetillas de Lucky Strike y en esos westerns "crepusculares", de esos que vienen y van últimamente, hasta el pistolero más despiadado mascará chicle como un imbécil cualquiera, y santas pascuas.

Todo esto me recuerda mucho a Judge Dredd y a su desquiciante universo, tan cuajado de humor negro británico y de perlas exquisitas. En ese mundo post apocalíptico la venta de tabaco es legal pero su uso fuera de un edificio especial llamado Smokatorium está penado duramente. Lógicamente la atmosfera dentro es tan venenosa y tan corrosiva que entrar sin una escafandra especial para darle con tiento al Celtas sin boquilla es una condena de muerte.




Pero a lo que quería yo llegar es la relación entre salud y poder.

Les diré que disfrazar lo moralmente aceptable con una capa de barniz sanitario se ha convertido en una trampa bastante tontorrona pero muy eficaz. Parece ser que si las Autoridades Sanitarias, que yo aún no sé quiénes son, advierten de todo tipo de desgracias, cataclismos y profecías cancerígenas nos debe entrar un sudor frio parecido al que algunos les entraría si el Sínodo de los Obispos advirtiera del inminente fin del mundo y de la resurrección de la carne. Distinguir dónde termina la ciencia y dónde empieza la superchería canalla, la ingeniería social y la propaganda pura y dura no es tan sencillo como parece.

No voy a ser tan cínico, ni tan memo, como para decirles que los beneficios psicosomáticos que la nicotina aporta son recomendables, sobretodo en comparación con la cantidad de enfermedades graves derivadas de su abuso. Pero tampoco les aconsejaría dar todo su crédito, por si acaso, a unos individuos para los que el aceite de Colza no es perjudicial, no es posible contraer salmonelosis en un quirófano y que nunca amputan a nadie un miembro sano por equivocación.

Es que ese conclave de Autoridades Sanitarias, catedráticos todos en colombofilia y filatelia me imagino, no sólo está a verlas venir con respeto a los avances e investigaciones médicas de la época, que muchas veces donde dicen digo luego dicen Diego... sino que además tienen detrás a toda la alegre orquesta de intereses, engranajes económicos lubricados con dinero y sangre y juegos de poder político rumboso. Así estamos todos cada vez más feos, más gordos, más calvos y encima muchos aún más tontos.

La libertad individual es una dimensión que tiende peligrosamente a desaparecer en nuestros días. Hacer uso de ella conlleva tener un cierto grado de autonomía, ergo de soledad, que no es grata en unas épocas de tontuna bastante obvias, en la que uno es alguien sólo en la medida en que los demás le den su beneplácito, su aprobación y le rían las gracias vía twitter, myspace, blogger o en la discoteca de su barrio. Si alguien le dice que estos son años de individualismo y de triunfo de la personalidad le está tomando el pelo inmisericordemente, seguramente para venderle un perfume de mierda de ciervo, un muñequito de Darth Vader con luz o un orinal a pedales con reproductor mp3.


Jonathan no fuma pero se gasta el sueldo en bobadas.


Resulta también extremadamente curioso que los que más se preocupan por su salud, amén de Vd. mismo, de inciertos herederos, de allegados y de amantes ocasionales, suelen ser los mismos que le quieren sano y trotón para que rinda en la fábrica o en el campo de batalla, siempre en continua ampliación.

Lo que es un auténtico dislate es que al, llamémoslo así, fenómeno deportivo, se le pretende casar a la fuerza con escopeta y de penalti con el, llamémoslo asá, ámbito cultural. Locomoción trotona y cultura deben ir de la manita.

Ese es precisamente el objetivo de las tristemente famosas tablas gimnasticas tan queridas por las dictaduras, que siempre son las que más se preocupan por la salud de sus ciudadanos: Cualquier cuerpo que sea capaz de trotar en sana comunión con sus camaradas está listo para servir de carnaza trotando en cerrada formación en cualquier campo de batalla.

En las famosas tablas gimnasticas de los regímenes hay dos dimensiones a tener en cuenta.

Por una parte está el ejercicio físico en si: el esfuerzo y la fatiga. En esas condiciones el cuerpo se llena de oxigeno, la circulación se acelera y el cerebro... el cerebro no está para poesías ni ensayos de carácter moral, como para encima plantearse quíen ha puesto al mando a ese eunuco de bigotes.

Además esa esa fatiga se utiliza para que la pulsión erótica se mitigue, y que ese hipotético intercambio sexual tan grato para el individuo se aplace indefinidamente, y se utilicen las fuerzas en otras funciones mucho más útiles para la sociedad, y desde luego menos pecaminosas, como hacer hogueras con las obras completas de Freud, apedrear al vecino libertino o escalar montañas nevadas como un cretino.


Cerebro de deportista de élite no fumador claramente atrofiado.


Por otra parte está la dimensión comunal de la acción: la pertenencia al grupo en sincronía, lo hipnótico de la masa en acción de la que se participa, la renovación de la comunidad a través del esfuerzo (inútil) común. Si quedase un último resquicio de duda en el individuo, el estar rodeado de otros cuatrocientos desgraciados pegando saltitos en alegre camaradería, sin duda terminaría con ella.


Como primer ejemplo les traigo a esos señores nazis, que de comunión pagana y de baños de masas sabían lo suyo. Contemplen con estupor este fabuloso video en que ese salto del individuo atontado a la masa enfervorecida se explica impecablemente. Pura propaganda:



¿Terrorífico verdad?


Este señor no hacía mucha gimnasia por eso los nazis le tenían manía

Esta celebración del cuerpo en acción tan querida por el nazismo, y tan utilizada como ejemplo de salud, coordinación y poder. Esa raza superior, a la que se agarran los tarados y los tullidos, hoy en día está bastante mal vista por eso se disfraza como clasismo, choque de civilizaciones, bífidus activos, cienciología, de la misma manera que no se dice ya "joder" que se dice "jolines", y al "cagar" se le dice "hacer popó".



Pero este cuerpo-herramienta carece en absoluto de atractivo erótico, y lúdico, es un cuerpo uniformado, castrado y mecánico.

Una de la boceras del régimen, Leni riefenstahl, que perteneció a ese tipo de gente que antes de hacer ascos al patrón y tener que emigrar con una mano delante y otra detrás decidieron arrimar la cebolleta dónde el ascua más calienta, era una gran artesana a la hora de mostrar los cuerpos del régimen y sus aspavientos y ejercicios pro-nazis. Veamos la introducción de su documental de las olimpiadas del año 1936 titulado Olympia: Fest der völker (Olimpia: Festival de los pueblos).



Si han estado atentos habrán reparado en cómo el espeluznante y siniestro ademán se contagia alegremente entre las diversas naciones, y también cómo una comedida representación Estadounidense pasa elegantemente llevándose sus sombreros al corazón, quizá con cierto dolor y vergüenza ajena.


Un segundo ejemplo de esta obsesión por el deporte popular nos viene de Italia.
El fascismo italiano, aún mucho más chusquero y lastrado por la vergüenza y el desprecio católico por el cuerpo y su desnudez, tenía también autentica pasión por esas tablas de gimnasia.

Una modalidad militar, la marcha, el paso ligero, el trote. Nieto del paso ligero de las cohortes romanas que con tanta nostalgia admiraban estos señores.

Y es que para estos personajes que clamaban orgullosos que eran figli della lupa, los hijos de la loba romana, todo lo que oliera a imperio era un gozo, eso sí, convenientemente mezclado con el catolicismo más cerril; y es que las últimas tontunas de esos mantenidos por Pedro con respecto al Sida, el aborto o los preservativos no es nada comparado a lo que hicieron, y dejaron hacer, sin abrir la boquita, especialmente en los años 30, 40 y 50 del siglo pasado.


¡Hop!, ¡hop!, ¡hop! avanti tutti fratelli di Italia...

Las juventudes hitlerianas nazis también tienen su equivalente italiano en la figura de los Balille, y es que la infancia es la gran pasión de los pedófilos y las dictaduras. El nombre le viene de Giovan Battista, dicho el Balilla, uno de esos jóvenes problemáticos que acaban convertidos en símbolos de un pueblo como Artapalo, el cojo mantecas o el vaquilla.

Cuentan que el tal Balilla fue el que hizo explotar la sublevación genovesa contra las tropas Austrohúngaras que ocupaban la ciudad con una acertada pedrada en ojo de soldado enemigo. En 1746 eran otros tiempos, hoy hubiera tirado un coctel molotov.

Aquí vemos a Gandhi, ese personaje del que poca gente sabe realmente lo impresentable que era, haciendo arrumacos políticos a un Balilla en Roma.





El brazo derecho en continua paralisis política.

El gran Fellini refleja en Amarcord, una de esas tablas gimnasticas, con marcha incluida, en honor al Duce.




Como último ejemplo de tablas de gimnasia fascistas les apunto una muy cercana y que aún goza de gran salud económica, aunque muchas personas después de 16 años de murga y trote continuo empiecen a sentirse un tanto molestos con nuestros valientes corredores: la famosísima Korrika.

Nuestros disparatados nacionalsocialistas vascos que sólo se diferencian de los bávaros en que no les sale una cerveza decente ni a la de tres, pero lo mismo te queman un coche, que te matan a un tio a balazos como a un perro, son de un kristallnacht perenne y su idiosincrasia, aún mucho más cercana a las marchas fascistas italianas adopta, o intenta adoptar, lo masivo de las tablas gimnasticas nazis. Estamos ante un ejercicio de síntesis que recoge todas las tradiciones gimnasticas, franquistas incluidas, y las moderniza incluyendo el supuesto ámbito cultural que antes les traía.

La "revolución continua", esa tan obtusa como xenófoba y etnocentrista, esa que es tan sangrienta y salpica a todo aquel que no pase por el aro y no quiera beneficiarse de la subvención, de la tranquilidad de mirar hacia siempre a otro lado o de la impagable paz que nos aporta el silencio y el vivir con una mordaza psicológica; se ve perfectamente reflejada en la inquietud, el sudor y la asfixia de la carrera por ciudades y pradillos. ¡Run, Forrest, run!.

Veamos y analicemos varias de las fotografías que se pueden ver en su galería (Flickr), para mear y no echar gota.


El no está con nosotros porque es un "preso político", de esos que plantan bombas como quien planta geranios y está preso en las mazmorras del "estado asesino fascista español", pero su foto en blanco y negro (para mover más a la compasión) alzada cual pendón en un cartelón siempre estará... ¡presente!.


Nostálgicos del Imperio Austrohúngaro y de la Euskadi Grande y Libre (que va desde París hasta granada, bis repetita) avanzan imparables, impasible el ademán, rodeados de los fetiches más queridos del nacionalsocialismo montaraz.


Elevación de los sagrados colores, transmutación del paño de cocina en temblor, lágrima y arrebato místico-político. A mí se me ha puesto la piel de sopicaldo de gallina.


Igualito a lo que hacen estos con el pan ácimo, que lo transforman en un periquete, merced a un misterio divino, puro abracadabra, en la carne (humana) de su mesías. Para el que no sepa a qué sabe un Dios le diré que sabe a galleta rancia y que tiene cierta obsesión por pegarse al paladar. Baco es otra cosa...


En la alegre algarada que no falte el portador de los valores eternos, el abanderado de la esencia: El señor haciendo el ridículo con traje regional de los domingos y la banderita con el reverso, siempre tenebroso y siniestro, mostrando la enésima águila imperial. Esto si que es un estandarte bicéfalo y/o esquizofrénico: Será que dependiendo por dónde sopla el viento y se oyen los duros de la hucha "solidaria" les merece más la pena mostrar un reverso u otro, y todos tan gilipollas como contentos, que son gente que se hace pocas preguntas y que ya tiene las respuestas claras y respondidas en forma de gruñido para todo.


Los rituales en los que el fuego participa, siempre a modo de purificación a través de la destrucción, lógicamente tienen cabida y son recomendables en este tipo de eventos.


No, no son nostálgicos de Devo, técnicos de una central nuclear, ni aprendices de ninja , son esos encapuchados tan simpáticos que antes salían por la tele. Gente que como no les gustaba mucho estudiar se metieron a quemar coches, cajeros automáticos y pegar tiros a sus vecinos, todo por nuestro bien se entiende. Gente de acción como los Madelman y de gran corazón.

Un país en movimiento, una comunidad con un sólo propósito, cinco dedos que se convierten en un puño. ¡Ven y cuéntalo!: Be nazi my friend!

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