Bla Bla Bla Goodbye Bla Bla Bla

martes, 26 de mayo de 2009

Mis terminators favoritos II

(Editado: Cómo la entrada original era una verdadera barbaridad en cuanto a tamaño, faltas de ortografía y chistes de franceses, he decidido dividirla en tres entradas diferentes. Sus nietos me lo agradecerán, no me digan que no.)

Terminator 2: The judgment day (1991)
Cómo hacer una buena película con actores mediocres y en la que los efectos especiales se apoyan en un guión bien escrito y no al revés.



¿Sera esta la mejor película de acción hecha hasta la fecha? Yo digo que no, pero sólo por joder y llevar la contraria. La verdad es que Terminator 2" no sólo ha envejecido bien sino que sigue siendo una película trepidante, intensa y divertidísima; cosa que ya es mucho viendo como está el género de la ciencia ficción de arrastrado desde "Matrix" hasta "The day the earth stood still": ¡Keanu, barada nikto!.


John Connor sin barba rubia ni mongolismo.

En esta segunda película, Skynet envía otro "roboz" con la misión de ventilarse a un John Connor adolescente; otra cosa no pero en su casa no se descansa: ¡Qué ajetreo tiene que haber en la máquina del tiempo, unas colas y unos líos de "¿Quién es la última?", "¿Vienes o te vas? y "¿Quién va ahora?", que debe parecer aquello la Boquería. Sería digno de verse, a ver si se animan para la quinta o la sexta parte...

Pero también las "personas humanas" envían a otro protector, que para más gracia es el hermano gemelo bueno mismo modelo de Terminator que en la primera pero reprogramado para defenderle de este nuevo atentado e intentar evitar que caiga en el mundo de las drogas que se mueve en los conciertos de los "polisexuales Guns & Roses". Otra ración de "governator" alegremente, como si no hubiera buenos actores, y no ya buenos, ¡hasta solamente actores!.

Este mesías, por fin encarnado, es un rijoso adolescente que ocupa su tiempo en hacer la vida imposible a sus padres adoptivos, en pasearse para alegría del vecindario en un tubo de escape con ruedas y encima con una música horrible a todo volumen con otro repelente mocoso que no debe tener casa, en pequeños hurtos de raterillo digital, en beber PEPSI y en jugar a flamantes videojuegos de SEGA: Un adolescente normal y corriente, es decir insoportable.


Sarah con unos amigos del KKK.

Sarita por otro lado, está encerrada en un psiquiátrico de máxima seguridad por intentar volar varias empresas de informática y cinco Mc.Donals, que tenga razón en lo que dice sobre el apocalipsis, los "robozes" tremebundos y los futuros imperfectos no quita que la pobre señora esté como unas maracas y le guste más la violencia y lo paramilitar que a un votante de H.B. Un naufragio. Además como una nueva Casandra, e independientemente de sus aficiones pirotécnicas y guerrilleras, la señora tiene su grado de peligrosidad, así que pasa sus días medicada, haciendo flexiones, fumando cigarrillos y "flirteando" con los guardias.



El personaje rey es el nuevo terminator: Uno de metal líquido e ideas sólidas que le gustan los cuchillos más que a Jack el destripador y que tiene una malicia y retranca adorables.

Si Schwarzenegger se interpreta a sí mismo, es decir a un culturista austriaco al que su padre filo-nazi pegaba palizas, Robert Patrick borda un personaje brillante con un físico con rasgos, a ratos, lupinos, a ratos semejantes a un insecto, pero que constantemente se presenta amenazador porque no se mueve "del todo como una persona", estén atentos la próxima vez que la vean porque sus posturas y contoneos son prácticamente una danza.

Un ser que además, como el mal, amigos, tiene mil caras y no duda en utilizar la cara del "orden" y la ley para conseguir sus oscuros objetivos como un concejal español cualquiera; y es que este T-1000 se come a todo el resto de personajes de un bocado.

Además el guión es sólido, tiene sentido y sus personajes están vivos y uno disfruta con su evolución haciendo que nos interese su devenir, cosa que tampoco es baladí en el cine actual.



En este devenir, por ejemplo, la máquina se humaniza con el trato humano y con el recién estrenado libre albedrío vía "reset", terminando por desarrollar algo similar a una querencia, un entendimiento y una empatía con los seres humanos (acuérdense del "speech" anterior sobre Skynet...).


Los dobles más salados de la industria de las palomitas y los autobobografos.

John Connor abandona el disfraz de Melendi rebelde de clase V.I.P, cantamañanitas de la Sgae, y durante la ordalía madura, se atempera, deja de escuchar esa música tan horrorosa, manda a la mierda al amigo pelirrojo y ordena sus sentimientos y miedos: se hace un poquito más hombre como diría cualquier beata comedora de caramelitos de lila.

La tarambana de Sarita también se lleva su ración; exorciza sus fantasmas, aligera su misantropía y aprende a controlar sus brotes psicóticos violentos, a aceptar sus responsabilidades de madre, de viuda y de guerrillera y deja de fumar y de jugar con cuchillos.


Sólo con este fotograma se puede hacer un peliculón.

Ya me dirán si no es un mensaje positivo. Lo malo es que el personaje realmente interesante muere cobardemente asesinado, ¡ay otra vez por pura fortuna!, lanzado a base de pepinazo a una cubeta de metal líquido; quien sabe, quizá también tenga algún pariente suyo flotando allí, y es que ese "quien a hierro mata a hierro muere" se vuelve a repetir como en la primera parte. Una pena, una pena.


Instituto Cinefilomitómano de Michigan:

El grupo de control integrado por James (18), Larry (22),Chuck(17) y Guendolyn (21), experimentaron todo tipo de arrebatos emocionales y un intenso estado de euforia mientras videaban esta película. En el futuro recomendamos segregar por sexos a los participantes de nuestros experimentos.
Jonas (30) se aburrio "ligeramente", según sus propias palabras, y se dedicó a comer palomitas y a quejarse del ruido que hacían sus compañeros de grupo porque no le dejaban escuchar las explosiones; además escribió una furiosa carta a la dirección del laboratorio quejándose de la rapidez con que desaparecían los subtítulos, lo exíguo de las raciones de palomitas y lo incómodo de las butacas. Terminación del sujeto en curso.





Terminator 3: Rise of the machines (2003).
Cómo convertir cualquier cosa en una comedieta familiar e introducir la peluda lucha de géneros sin vaselina para mantener el negocio.



Bajito, cabezón y con bandera americana, la cosa va degenerando.

Después de las dos primeras, nadie en su sano juicio le hizo ascos al anuncio de una tercera con la que disfrutar de más de lo mismo pero con escopetas nuevas. Desgraciadamente "Terminator 3: Rise of the machines" decidió unirse al club de "El padrino" y Alien (entre tantas otras) y jugando al quintacolumnismo de manual dinamitar desde dentro el buen nombre de la serie con una rabia y una mala leche atroz.

¿Es una mala película? No, no lo es. El problema es que yo, como tantos otros desgraciados, me esperaba una película a la altura y en la tónica y el gusto de las dos Terminator anteriores y al encontrarme con un refrito mitad comedia familiar, mitad película de Rambo y plagada de chascarrillos de teleserie cutre y trucos narrativos de ejercicio de redacción de la Logse, me llevé una desilusión, por no decir un disgusto.

Prescindiendo por completo del fatalismo de la primera y del discurso esperanzador mitad humanista mitad revolucionario de la segunda, parece que optaron, quizá a falta de mejores ideas, quizá por falta de falta de ganas por rodar una peliculita de acción al uso, con todo lo malo y todo lo bueno que eso conlleva.

Volvemos a un Schwarzenegger que ya usa los apliques robóticos para taparse las arruguitas y una faja para domeñar su incipiente panza, a los estereotipos más sonoros y vistos con la única inclusión de un constante intento (no demasiado bien llevado) de inundar el metraje de bromas y chascarrillos sobre la serie y un "Roboz" con forma de mujer, cosa que algún pobre pardillo de producción se debía de pensar que era la bomba y el gabinete de humoristas tarados se frotaron las manos imaginando las constantes bromas sobre la "guerra de sexos" con las que iban a triunfar: "¿En qué se parece una mujer a un forceps?" etc... etc... etc...

La cosa no cuajó convirtiéndose en una película del montón que rara vez uno vuelve a ver si no tiene una naturaleza particularmente obsesiva o no es medio tonto.




En este disparate una Skynet que sigue sin dormirse en los laureles, envía al pasado a otro "roboz", superavanzadísmo de la muerte con dos tetas peligrosísimas y con lanzallamas y cañones de protones en las manos, un puro videojuego para quinceañeros onanistas. Como Sarita se ha muerto de cáncer y el bueno de John ha vuelto a su etapa adolescente de Melendi y vive en la carretera como Miguel Ríos sin paradero conocido y sin oficio ni beneficio, el plan, todo sea por seguir haciendo el mal, consiste en cepillarse a los futuros cabecillas de la resistencia, de sargentos chusqueros para arriba, una matanza.

El mismo modelo, como les decía es enviado, pero no por John que no está de parranda sino muerto, sino por una tal Katherine Brewster, ¡que es su viuda!. Como es normal que suceda Kathy, John y los dos "Robozes" se encuentran y comienza el espectáculo.

Miren, la cosa no da mucho más de si porque es un puro despropósito lleno de ese tipo de historietas tipo "chico encuentra chica-chico secuestra chica-chico y chico se enamoran y se van a vivir a un refugio nuclear del gobierno", nada que no hayan visto en dos o tres docenas de películas. Mientras tanto los dos robozes de rigor se dan unas cuantas somantas, con el agarre de paquete obligatorio en este tipo de batallas ciber-sexuales, unos cuantos puta, un montón de chistes tontitos. Tan mediocre como edulcorada e inocente. La típica película de la que los productores anuncian orgullosos: "Para toda la familia", pues eso.



Arnold a cuestas con el cadáver del violado personaje.


Instituto Cinefilomitómano de Michigan.

Antonio (28): Desorientación, pérdida de apetito, mareos, malestar general y diarrea.
El sujeto repetía:"¿Pero qué es esto?, ¿pero esto qué es?". Terminación aconsejada.





Terminator: The Sarah Connor chronicles (tv).
Cómo pretender hacer una serie de culto con un sinsentido de guión, unos actores vergonzosos y cuatro campañas de marketing basadas en la promesa de tetas.



Miren, no me quiero hacerme (más) mala sangre; sepan que existe, que duró dos temporadas y que por suerte ya se ha acabado. La única pena de todo este asunto es que no se mueren todos de un mal cólico de garbanzos al principio (seguramente por falta de vergüenza ajena y por presiones del lobby de los productores de legumbres), pero decir que es penosa, ridícula y bobita es ser simpático y hasta incluso mirarla con ojos cariñosos. Tienen a su disposición toda la serie en diversas páginas de Torrents; jóvenes, no hagan como yo que me la tragué entera, que mi ejemplo les sirva de algo: ¡Busquen el amor y la vida y aléjense de estas teleseries tan cutres como con poca enjundia!. ¡Vivan, vivan y sean felices, seguro que para alguna persona son alguien importante!.


El Instituto Cinefilomitómano de Michigan se negó a realizar pruebas con esta teleserie por razones de "corte ético y moral" y por temor a "la posible reacción psicótica de sus conejillos de indias"; sólo ha añadido de forma semioficial que "Shirley Manson no lo hace nada mal pero que el daño ya estaba hecho, y no hay nada más que decir, adiós y que tenga muy buen día".




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